En los últimos años, las sustancias químicas de larga duración (per y polifluoroalquilos) denominadas PFAS han suscitado una preocupación creciente debido a su nocividad. En 2023, varias empresas productoras de PFAS fueron demandadas y multadas con cantidades récord en Estados Unidos1,2 . Ante estos riesgos, los reguladores están endureciendo gradualmente las normas que rigen el uso de PFAS; el objetivo es su prohibición. Sin embargo, una prohibición total de estas sustancias químicas podría socavar la transición energética y debería considerarse cuidadosamente.